domingo, 18 de agosto de 2013

Malditas touradas!





Monstros que assim fazem a criaturas indefesas e inocentes!
Monstros, torturadores, assassinos, quer sejam os toureiros, os forcados, os ganadeiros, os que compram bilhete para ir ver, os que vêem na TV, os que compram revistas sobre isto, as empresas que delas se servem para publicidade, os governos que as subsidiam ... Malditos sanguinários!
Piores do que os romanos com as lutas de gladiadores!
Gente que não evoluiu, esta, que isto HOJE defende e promove. Sem margem para dúvida.
Lutemos, seja onde for, para que isto acabe, de vez!
Lutemos pela HARMONIA ENTRE TODOS OS SERES!
Lutemos pela criminalização dos maus-tratos, seja para com animais humanos seja para não humanos, estes últimos, sem dúvida, muito mais desprotegidos pela lei, infelizmente.
 
Aqui vos deixo um excelente mas terrível texto sobre a realidade que tanta gente desconhece,  sobre o sofrimento dos touros, texto que agradeço aos  Aquí la Difusión al Encanto y Maltrato Animal Internacional "cuja página do Facebook sigo.
 
 
CRONOLOGÍA DE LA TORTURA Y MUERTE DEL TORO:
 
"La divisa."
Antes de salir al ruedo se colocará en el cuello o morrillo del toro una pieza metálica, que es un arpón y que se llama divisa, es la primera sensación dolorosa que tiene el toro antes de salir a la plaza.
 
 "La puya."
Va a romper y a destrozar más de veinte músculos, tendones, ligamentos, vasos sanguíneos, nervios, estructuras óseas de vértebras torácicas, costillas, escápulas y a veces va a lesionar la pleura provocando un neumotórax. Va a abrir trayectos que pueden llegar a tener una profundidad de 30 centímetros, con una media de 20, y se ha calculado que cada puyazo abre 7,2 trayectorias diferentes y hará que el toro pierda entre un 8% y un 18% de su volumen sanguíneo, es decir entre 3 y 6,75 litros de sangre.
 
"Las Banderillas."
Se clavan en el músculo del toro en número de  seis. Su función es provocar más dolor en las zonas previamente lesionadas por los puyazos y hacer perder más sangre al animal.
 
"Suerte suprema."
El diestro introducirá en la cavidad torácica del animal una espada de acero de un máximo de 88 centímetros que seccionará todas las estructuras anatómicas que va a encontrar a su paso. ¿Y qué es lo que el estoque va a hacer un vez que se ha introducido? Producir un sangrado más o menos copioso según los órganos, venas y arterias que haya seccionado, en definitiva, hacer padecer al animal una lenta asfixia mientras su tráquea, bronquios, pulmones y cavidad torácica se encharcan de sangre. Habrá toros que se traguen su propia sangre, otros que la expulsen por los ollares o por la boca y otros que sufrirán una parálisis parcial del nervio frénico, indispensable para la función respiratoria. En este último caso el estoque traspasará el diafragma clavándose en su hígado y en su panza, provocando una asfixia aún más agónica.
 
"El Descabello."
Va a seccionar la médula espinal y quizá parte del bulbo raquídeo dejando al toro tetrapléjico. Si estaba en pie, va a caer y, si estaba tumbado, facilitará la labor del puntillero.
 
"La Puntilla."
Un cuchillo de 10 centímetros de hoja que se introduce entre el hueso occipital y el atlas, que es la primera vértebra cervical, para clavarse y rebanar el tronco encefálico o bulbo raquídeo, un centro nervioso que pone en comunicación la médula con el encéfalo y que se ocupa, entre otras funciones, de regular el ritmo cardiaco y respiratorio. El resultado es una lenta parada cardiorrespiratoria. ¿Piensan ustedes que es instantánea? Ojalá lo fuera. La lesión del bulbo raquídeo, en función de la zona en que se produzca, puede hacer que un animal, incluido el ser humano, pase el resto de su vida postrado, siendo consciente pero sin poder mover ni una sola parte de su cuerpo. Resulta por tanto evidente que si la puntilla no fuera adecuadamente utilizada, el corte de orejas, en caso de producirse, y el arrastre posterior serán percibidos y sentidos por el animal.
 
"Otros daños."
El 60% de los toros lidiados sufre fisuras y fracturas de cráneo por el choque de sus cabezas contra el estribo del picador. Lo llaman en la jerga taurina el crimen del estribo del picador. Un 23% de los toros sufrieron lesiones oculares antes o durante la lidia, algunas de ellas de mucha gravedad. Las roturas de cuernos y las fracturas de extremidades son otro de los accidentes del espectáculo. Treinta y dos parámetros sanguíneos han sido medidos en toros lidiados y muertos y ninguno de ellos, repito, ninguno, estaba en valores normales o fisiológicos. Me refiero a marcadores de la función renal, hepática, muscular, electrolitos, glucosa y hormonas marcadoras del sufrimiento y del estrés en los bóvidos. Todos ellos estaban alterados y por tanto fuera de lo que los veterinarios consideramos como normal, es decir, los esperados en un animal sano y exento de sufrimiento.Todos los toros sufren importantes lesiones en los músculos encargados de la locomoción por el terrible esfuerzo físico que tienen que realizar para intentar adaptarse a las exigencias de la lidia, lo que demuestra su inadaptación a la misma. Todos los toros muestran, tras la realización de gasometrías, altos niveles de dióxido de carbono y una importante falta de oxígeno en su sangre y tejidos, lo que conocemos como hipoxia y que conduce a una grave insuficiencia respiratoria patente durante la lidia. Todos los toros muestran hacia el final de la lidia una importante disminución de su capacidad visual, hasta tal punto que difícilmente son capaces de distinguir objetos. Esto es debido al dolor, a la fatiga muscular, a la constante fijación de la mirada, a los pases rápidos por parte del torero y sus subalternos y al agotamiento de los centros nerviosos que se ocupan de la visión. Hasta el capote y la muleta provocan estragos en estos animales.
 
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